domingo, 19 de junio de 2011

Las Ciudades Invisibles. Armillia. Italo Calvino



LAS CIUDADES SUTILES. 3
Si Armilla es así por incompleta o por haber sido demolida, si hay detrás un hechizo o sólo un capricho, lo ignoro. El hecho es que no tiene paredes, ni techos, ni pavimentos: no tiene nada que la haga parecer una ciudad, excepto las cañerías del agua, que suben verticales donde deberían estar las casas y se ramifican donde
deberían estar los pisos: una selva de caños que terminan en grifos, duchas, sifones, rebosaderos. Contra el cielo blanquea algún lavabo o bañera u otro artefacto, como frutos tardíos que han quedado colgados de las ramas. Se diría que los fontaneros han terminado su trabajo y se han ido antes de que llegaran los albañiles; o bien que
sus instalaciones indestructibles han resistido a una catástrofe, terremoto o corrosión de termitas.
Abandonada antes o después de haber sido habitada, no se puede decir que Armilla esté desierta. A cualquier hora, alzando los ojos entre las cañerías, no es raro entrever una o muchas mujeres jóvenes, espigadas, de no mucha estatura, que retozan en las bañeras, se arquean bajo las duchas suspendidas sobre el vacío, hacen abluciones, o se secan, o se perfuman, o se peinan los largos cabellos delante del espejo. En el sol brillan los hilos de agua que se proyectan en abanico desde lasduchas, los chorros de los grifos, los surtidores, las salpicaduras, la espuma de las esponjas.
La explicación a que he llegado es ésta: de los cursos de agua canalizados en las tuberías de Armilla han quedado dueñas ninfas y náyades. Habituadas a remontar las venas subterráneas, les ha sido fácil avanzar en su nuevo reino acuático, manar de fuentes multiplicadas, encontrar nuevos espejos, nuevos juegos, nuevos
modos de gozar del agua. Puede ser que su invasión haya expulsado a los hombres, o puede ser que Armilla haya sido construida por los hombres como un presente votivo para congraciarse con las ninfas ofendidas por la manumisión de las aguas. En todo caso, ahora parecen contentas esas mujercitas: por la mañana se las oye cantar.

Notas:
Puede bajarse todo el PDF de este sitio.
La imagen ha sido sacada del sitio PieroWEB.
Mensaje: Espero lo disfruten tanto como yo.

4 comentarios:

  1. Excelente cuento de Italo Calvino. De veras que lo disfruté.

    un abrazo!

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  2. Gracias Abel. De tanto en tanto posteo alguno... lo hago por mí, ya que son aquellos que disfruté en mi temprana juventud y postearlos se me hace una manera de tenerlos cerca.
    Saludos.

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  3. Larabi, es un gusto leer estos relatos/cuentos
    que posteas.

    Saludos!

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  4. Me alegra que le agraden Roberto, ya que esto uno lo hace por uno y para compartir. Saludos.

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